domingo, 16 de enero de 2011

Capituloo 3

Desperté como de costumbre, a las 11:00 de la mañana. Era Domingo y el día estaba soleado, como para ir a la playa. Baje a la cocina para ver si se encontraban mi madre o la señora que nos ayudaba con la casa, Margarita. Margarita era una persona de edad avanzada, tenía sus cabellos blancos como la nieve, su cara estaba arrugada; era muy amable y atenta, de hecho me caía muy bien y ya la quería bastante. Efectivamente, Margarita se encontraba en la cocina, preparando el desayuno.

-Buenos días jovencita- me dijo amablemente
-Hola Margarita, ¿y mi madre?- pregunte mientras me sentaba en la mesa
-Salió con el señor Spencer a desayunar- contesto
-Y William, ¿fue con ellos?- pregunte
-No, no seria capaz de dejarte sola un bello día como este- dijo una voz detrás de mí.
Voltee para asegurarme que era William, aun en pijama. Se veía tan hermoso con su pantalón color azul con rayas cafés y blancas, y con la playera que estaba usando se le marcaba el torso tan bien trabajado.

-¿Te gustaría ir a la playa?- me pregunto Margarita
-Claro, me encantaría- conteste sonriendo
-Pues perfecto, yo te llevare, pero si no quieres no- dijo William
No pude decir que no, seria grosero y Margarita me convencería de todos modos. Subí a mi cuarto y me dirigí al closet, saque un short color beige y una blusa color blanco. El calor era intenso. Me metí al baño y me puse mi atuendo, salí de éste y me puse mis sandalias blancas, tome mis lentes de sol y baje dispuesta a disfrutar de ese día; no me iba a dejar intimidar por Will. Cuando estuve abajo, Margarita ya me había servido el desayuno. Me senté y disfrute de mi almuerzo; después de algunos minutos bajo Will, traía puestos unos shorts color azul marino, y una playera sin mangas y sandalias color negro.

-¿Lista?- pregunto Bill
-Si, claro- conteste y después me levante con el plato en mano
-Déjalo querida, yo lo hago- me dijo Margarita refiriéndose al plato
-Gracias- dije y después le di un beso en la mejilla y salí, y William después de mi

La playa no se encontraba muy lejos de la casa; pero aun así, William insistió en ir en auto, pues el calor era insoportable. Me subí en el asiento del copiloto, y él, obviamente, manejó. Mientras llegábamos, platicábamos de cómo era mi vida en Utah; y cosas de ese estilo. Después de 15 minutos de viaje, llegamos a la playa. La arena era cálida y de un color beige, el mar era completamente azul y hermoso. Había mucha gente, divirtiéndose, nadando, surfeando y demás. William me tomo de la mano, hecho que me pusiera algo nerviosa, y me llevo con él. Llegamos a un espacio donde no había mucha gente y pusimos las toallas en la arena. Después de algunos minutos, William se levanto y fue a una cabaña por una tabla de surf.

-¿Quieres intentarlo?- me pregunto una vez que estuvo de regreso
-No, mejor hazlo tu- dije mientras lo miraba fijamente

Después de mi respuesta, Will, se quito la playera negra que llevaba. Era inevitable que no apreciara su escultural torso en esos momentos, yo tenía razón acerca de su torso; por primera vez desde que lo conocía, había dejado al descubierto sus músculos, y era notorio que su abdomen estaba moldeado muy bien, por causa del ejercicio. Se despidió con la mano y se fue al agua. Se veía tan hermoso en el agua; de verdad lo amaba. Me dolía tanto pensar en que nada podía pasar entre nosotros a pesar de todo el amor que nos teníamos el uno al otro. Después de algunos minutos, me recosté sobre la toalla y minutos después me quede dormida. De repente, sentí unas cuantas gotas de agua halada que caían en mis piernas. Abrí los ojos y me di cuenta que era Will, que se encontraba justo enfrente de mi. Me talle los ojos y una cuantas gotas de agua resbalaban por su torso. Se sentó en la toalla y me miro fijamente a los ojos.

-Te ves hermosa hoy- me dijo mientras me acariciaba el rostro
Pude sentir como me ruborizaba, y ese sentimiento se estremecía en mí. Lo amaba tanto, pero no debía. Una lágrima broto de lo más profundo de mí ser, y varias otras le siguieron también.

-¿Qué te pasa?- me pregunto extrañado
-No es nada…- dije y me quite sus manos del rostro, segundos después me levante y salí corriendo. William se había quedado sentado, mirando como me alejaba. No sabia muy bien en realidad la razón por la que lloraba, me sentía mal, no podía escuchar a mi corazón, no podía decir lo que sentía, tenia mucho coraje; quizá esas eran las razones, y solo las deje salir en forma de llanto. Después de algunos minutos, llegue a un lugar lo bastante lejos para que William no me encontrara, así que me senté a llorar a gusto. Lo amaba pero no podía hacer nada al respecto. De pronto, sentí una mirada; mire a todos lados para percatarme de que un chico, bien parecido, de cabello rubio, ojos claros de color azul y una sonrisa encantadora se acercaba a mí. Tomo asiento y seco una de mis lágrimas.

-¿Qué te pasa?, ¿Por qué lloras?- me dijo amablemente
-No, nada…- conteste tratando de ser los más amable posible. No pude evitarlo, al terminar mi respuesta, prorrumpí en llanto, otra vez.
-No puede no ser nada, veo dolor en tu cara- dijo mirándome a los ojos. Baje la mirada y él se dedico a secar mis mejillas. Mientras él estaba concentrado limpiándome, yo levante mi mirada y puede observar que estaba sonriéndome.

-¿Puedo darte un abrazo?- pregunto
-Si, supongo que si- dije mientras le devolvía la sonrisa. Se acerco a mí y paso sus brazos por mis hombros. Cuando estuve en sus brazos, me di cuenta de que aquel chico olía muy bien. Después de algunos segundos de estar así, se retiro y me dedico una sonrisa.
-¿Cuál es tu nombre?- me pregunto
-Me llamo Emma, ¿y tú?-
-Mi nombre es George- dijo y después estrecho su mano con la mía. Era muy amable y atento, algo que admiro mucho en los hombres que lo poseen. Me sonrió y yo desvié mi mirada, para después percatarme de que William se acercaba caminando. Trato de llamar la atención de George fingiendo una leve tos, a lo cual George solo volteo y lo miro.
-¿Qué se te ofrece?- pregunto George
-Emma...- dijo con tono molesto -...ya es hora de irnos- agregó
-Si, claro- dije y me levante rápidamente. Cuando estuve de pie, William me tomo del brazo y me llevo con él, voltee para despedirme de aquel chico tan fino y agradable pero Will no me lo permitió. Después de algunos minutos, estuvimos fuera de la playa, así que caminamos al auto y cuando llegamos a éste, me subí en el asiento trasero. William me veía feo, estaba enojado. Subió y encendió el auto. Durante todo el camino a casa, estuvo serio y callado.
-¿Qué te pasa?- me dijo cuando ya hubimos llegado a la casa, con tono molesto
-Déjame en paz- dije nerviosa
-Es que necesito que me expliques... ¿por que estabas llorando?- pregunto un poco mas tranquilo
-No es...-
-No me digas que no es anda, porque no te creo- dijo interrumpiéndome
-No me grites- dije en tono alto
-Es que quiero que me digas que tienes- dijo cuando estuvimos fuera del auto
-Y ¿Por qué te interesa tanto saber?- le dije casi gritando
-Porque...- se quedo pensando -...eres mi hermana- agrego
-Aaaaahh... ahora si somos hermanos, ¿no?- dije y después me di la vuelta y entre a la casa. William cerró el auto y entro 10 segundos después de mí. Cuando entré mi madre y Spencer estaban en la cocina con Margarita, platicando y comiendo una pequeña entrada.
-Hola hija, ¿Cómo te fue en la playa?- pregunto mamá
-Bien, nos fue muy bien- dijo William antes de que yo pudiera responderle
-¡Que bien! Pues suban a cambiarse para que bajen a comer- dijo Spencer
-Yo así estoy bien- dije, puesto que yo no me había metido al mar. William subió y aproximadamente 5 minutos después bajo con una bermuda limpia y una playera sin mangas de color blanca. Era inevitable notar sus bien tonificados brazos. Se sentó a la mesa y Margarita le sirvió un poco de ensalada al igual que a mi. Después de casi una hora de estar los 4 sentados en la mesa, conviviendo, disfrutando, me di cuenta de que Spencer no era tan desagradable como yo pensaba, de hecho era muy divertido y amigable. Margarita tomó mi plato vacío y lo llevo al fregadero, después subí a mi alcoba y me senté en el sillón más pequeño. Me quede mirando la playa durante la puesta del sol, era tan hermoso. Después de algunos minutos, me sentía cansada así que me recosté y minutos después me quede dormida. Escuchaba que llamaban a mi puerta, me levanté y me talle los ojos mientras caminaba a la puerta.
-Hola- dijo William
-¿Qué quieres?- pregunte con tono cansado
-Margarita dice que tienes que bajar por tus libros- dijo sonriendo
-En un minuto bajo- conteste y después cerré la puerta. Voltee a ver el reloj, y éste marcaba las 9:00 en punto. Baje a la cocina y ahí estaba Margarita con una montaña de libros para mi.
-Toma querida, estos son los libros que uso William el año pasado, pregúntale cuales puedes utilizar- dijo mientras los ponía en la barra.
-Claro que si, gracias Margarita- dije sonriéndole. Tome los libros y subí a la alcoba de William, al estar frente a su puerta, la toque.
-Pasen- dijo la voz del otro lado. Entre y William estaba en su laptop, y pude observar que estaba chateando con Gloria.
-¿Qué haces?- pregunte como si no supiera
-No, nada...- me respondió y después cerro su laptop
-Venia a preguntarte que libros voy a usar- dije y después tome asiento en la cama
-El de algebra, literatura, química, física, filosofía, gramática y ya, creo- dijo un poco dudoso
-¿Ya me vas a decir que tenias?- me pregunto mientras se sentaba al lado de mí
-¿Por qué te interesa tanto?- dije
-Pues porque me interesas- contesto mientras se levantaba y se dirigía a la puerta
-Pues, no me pasa nada, estoy bien- conteste
-No es verdad, yo se que algo te pasa- me dijo tomando asiento de nuevo
-¿Por qué quieres saber?, ¿acaso es muy importante para ti?- pregunte desesperada, pues no quería darle mis verdaderas razones
-Si... es muy importante para mi...-contesto
-A sí, ¿Por qué?-pregunte
-Porque...-dijo y después bajo la vista -... te amo- dijo y después reaccionó y analizó lo que me había dicho, no lo podía creer, tenia sus ojos en blanco al igual que yo.
-¿Qué?- dije tartamudeando
-Que te amo... mas te lo que te puedes imaginar- dijo acercándose a mi
-No, no puedes...-dije y una lágrima broto de mí ser
-No llores...-dijo y me abrazo, cuando lo sentí lo empuje para alejarme de él, tome mis libros y salí casi corriendo hacia mi alcoba. Cuando entre, me recosté sobre mi cama y comencé a llorar. Tenía mucho coraje, sentimiento, tenia ganas de besarlo, ahora lo sabia, el hombre de mi vida, el que me volvía loca, que provocaba que me ruborizara... también me amaba.

sábado, 8 de enero de 2011

Capituloo 2

Mi despertador sonó en punto de las 7:30 de la mañana. Abrí mis ojos y note que había alguien en mi sillón, me sobre salte y abrí bien los ojos. Era mi madre.

-¿Qué haces aquí?- le pregunte mientras me sentaba en la cama
-Vine a despertarte pero al ver el mar durante el amanecer, fue hermoso- dijo levantándose del sillón
-Y, ¿Por qué despertarme tan temprano?- pregunte
-Es una sorpresa, vístete y baja a desayunar- me contesto y después salió del cuarto

Cerré la puerta detrás de ella y camine hacia el closet. Saque un pantalón de mezclilla, una blusa color verde y unas sandalias color verde también. Me metí al baño y tarde como de costumbre 20 minutos en éste. Después de estar vestida, camine a mi tocador y me arregle el cabello; al cabo de algunos minutos baje a la cocina y ahí se encontraban todos los integrantes de la casa. Me senté al lado de mi mamá, tome un pan tostado y un vaso de leche.

-¿Cómo dormiste?- pregunto Spencer
-Bien- conteste –Y, ¿Cual es la sorpresa?-
-Iremos a ver tu nueva escuela- contestó Will

Casi escupo lo que tenia en la boca, una nueva escuela, no podía…

-Pero, ¿a dónde?, ¿Cómo se llama?- pregunte
-Pues es la escuela donde estudia Bill- contesto Spencer
-Pero, ¿Y si no me aceptan?- pregunte con los ojos en blanco
-No te preocupes, la escuela es de un amigo de Spencer- contestó mamá

Quede petrificada por algunos segundos, después me llevaron el desayuno y comí muy poco.

-Vámonos- dijo Spencer
-Claro, solo me lavo los dientes y listo- contesto mi mamá
-¿Por qué no comes?- pregunto Will
-Es solo que…- dije –Estoy nerviosa, es todo- agregué
-No te preocupes, eres muy linda, probablemente le agrades al director; aparte con esa blusa se acentúa mas el color turquesa de tus ojos y por consecuente te ves mas bella- dijo mientras me miraba profundamente

Ante tal comentario, la piel se me enchino, me puse nerviosa y podía sentir como me ruborizaba. Yo era una chica simpática, amable, romántica, soñadora, cariñosa, buena amiga, un poco tímida, y un poco distraída; y físicamente, tenia ojos de color, labios rojos y carnosos, mi piel era blanca y mi estatura mediana. Mi cabello era de color castaño claro, casi rubio. Mucha gente me decía que mi sonrisa era perfecta y a mi me encantaba sonreír. Mi mamá bajo segundos después y nos dijo que subiéramos al auto.
Salí primero que Bill, así que me senté en la asiento del copiloto.

-¿Qué te pasa? Ahí va Spencer- dijo mi mamá
-No déjala, si que quiere sentar ahí, que se siente- contestó él
-Está bien- contestó mi mamá y después cerró la puerta

Mamá condujo por varios minutos por la ciudad. Parecía que mi escuela estaba al otro lado de la ciudad. Después de casi media hora de viaje en auto, mamá se estaciono frente a un gran edificio bastante grande. Cuando lo vi recordé aquellos edificios en Grecia. Baje un tanto nerviosa del auto y pude observar que estaba grabado en la pared el nombre de la escuela: Orange High School. Mire hacia atrás y Will iba justo detrás de mi, sonriéndome. No voy a negar que la escuela era demasiado hermosa y grande, pero mi temor era que yo sabia que mi iba a costar un poco de trabajo hacer nuevos amigos. William y Spencer caminaron y mi madre y yo íbamos juntas detrás de ellos. Minutos después llegamos a la oficina principal, así que Spencer le dijo a la secretaria que llamara al director. Algunos segundos después apareció un hombre alto, con cabello un poco canoso aunque no se veía tan viejo. Se acerco a Spencer y estrecharon sus manos.

-¿Cómo has estado?- pregunto el señor
-Pues muy bien. Mira te presento a mi pareja, Rose- dijo mientras la acercaba hacia él
-Mucho gusto. Mi nombre es John Wollowitz- dijo mientras le estrechaban sus manos
-Ella es mi hija Emma- dijo señalándome

Me levante de la silla donde me encontraba y camine hacia el señor, levante mi mano y la estreche con la suya.

-Pasen a mi oficina, por favor- le dijo a mi madre y a Spencer
-Aguarden aquí- dijo Spencer

Segundos después entraron a la oficina y yo me senté de nuevo en la silla. De pronto sentí una mirada sobre mí, era la de William. Él estaba ahí sentado, mirándome, sonriéndome… De pronto escuche que alguien entraba a la dirección. Era una chica alta, de cabello rojizo, tez blanca, delgada; era muy linda. Cuando entro se acerco a Will y lo beso en la mejilla. William correspondió ese beso y después le tomo la mano. No voy a mentir, sentí un poco de celos.

-Emma, ella es mi amiga Gloria- dijo
-Hola, mucho gusto- dije mientras me levantaba de la silla
-El gusto es mío- dijo y después me sonrió muy falsamente, se dio la vuelta y me dio la espalda. “Que chica”, pensé. Después de unos minutos de estar ellos 2 solos, Gloria se despidió con un beso y después salió de la dirección. William se levanto y camino hacia un lugar vació que se encontraba justo al lado mío.

-¿Qué te pareció Gloria?- pregunto
-Mmmm…- contesté
-¿Qué significa ese mmmm…?- dijo mirándome fijamente
-Nada… Es linda- dije sin mirarlo
-¿Estas celosa?- me pregunto sonriendo
-No, obvio no- conteste y antes de que pudiera decirme algo, mi madre y su padre salieron de la oficina del director
-Muchísimas gracias, John- dijo mi mamá
-Ya saben, pero que no falle- dijo él
-De eso me encargo yo- contesto mi mamá

Salimos de la dirección y la verdad es que yo sabía que no tenía que preguntar pero aun así lo hice.

-¿Me aceptaron?-
-Si, con la condición de que seas una buena estudiante- contesto Spencer
-Felicidades- dijo William mientras me abrazaba

Estaba feliz, pero a la vez me sentía triste, vacía… Mi madre y Spencer nos dijeron a Will y a mí que irían por el auto, que teníamos que esperarlos en la entrada de la escuela. Cuando estábamos afuera sentí un leve rose en mi brazo. Cuando la persona volteo para disculparse, no dijo nada, solo me miro fijamente.

-Lo siento pero ¿no te dolió?- me pregunto
-No, de hecho no- conteste un poco extrañada
-Pero fue una gran caída, ¿no?- volvió a cuestionar
-¿Disculpa?- dijo Will
-Si, debió de haberte dolido, para caer desde el cielo- dijo sonriendo
-¿Del cielo?- fruncí el ceño
-Para tener esa carita, deberías ser un ángel- contesto

Reí un poco, pues su cumplido fue tierno, aunque a William no le parecía así.

-Si, si, que gracioso- dijo Will sarcásticamente
-¿Me vas a negar que es linda?- pregunto el otro chico
-No, la verdad es que si es bella- dijo William agachando su vista
-Hola, mi nombre es Aaron- dijo mientras me estrechaba la mano y después a William
-Hola, mucho gusto- respondí sonriéndole
-Y ¿tú eres?- dijo refiriéndose a Will
-Mi nombre es William- contesto con cara de pocos amigos
-¿Y la hermosa chica, es…?- pregunto Aaron
-Jajá, mi nombre es Emma- conteste sonriendo

Antes de que pudiéramos decir algo más, mi madre y Spencer llegaron. Me despedí del chico y después entre al auto. William no se veía muy contento.

-¿Qué te pasa, Will?- cuestiono Spencer
-Nada, estoy bien- dijo y después recostó su cabeza contra la ventana y no hablo en todo el trayecto a casa, ni él ni yo. Después de casi media hora de nuevo, llegamos a la casa. Me baje rápidamente por una puerta y Will bajo por la del otro lado, bastante rápido. Entre casi corriendo a la casa y William después de mi; subí lo mas rápido que pude a mi habitación, sabia que William estaba enfadado conmigo y no quería escucharlo. Cuando entre a mi cuarto, él ya me había alcanzado, así que entro después de mí y cerro la puerta justo detrás de él.

-¿Qué te pasa?- dijo casi gritando
-A mi, nada… y ¿a ti?- pregunte algo nerviosa
-Mas te vale que no te vea en la escuela cerca de ese chico- dijo tomando asiento
-No tengo porque hacerte caso- le dije
-Así, ¿por qué?-pregunto molesto
-Porque no tengo que hacerle caso a tus arranques de celos- dije sentándome en la cama
Se levanto del sillón algo rápido y se dirigió a la puerta. Se detuvo antes de salir y se quedo parado por 2 segundos después se dirigió a mi y recargo sus manos sobre la cama, quedando su cara frente a la mía. Quede petrificada por algunos segundos, no sabia que hacer. Me miro justo a los ojos y se fue acercando, poco a poco, hasta que al final sentí sus cálidos labios en los míos. Sinceramente era la primera vez que besaba a alguien, sin contar a Gabe, que fue en el juego de la botella. Sentí como ese sentimiento dentro de mí crecía, quería separarme de él, pero me tenía en sus brazos. Después de algunos segundos reaccione y lo empuje para que terminara con aquel tierno y cálido beso.

-¿Qué te pasa?- dije levantándome de la cama
-Perdóname, no quería hacerlo- dijo alejándose más de mi
-Fue algo muy tonto de tu parte, que tal si mi mamá o tu padre hubiesen entrado por la puerta, ¿Qué hubiéramos hecho?- dije
-Si, tienes razón, fue muy tonto de mi parte- confeso
-Lo se, pero mejor vete- dije abriendo la puerta

Salió con la cara agachada. En realidad, lo había disfrutado y yo sabia que él también, pero es solo que lo nuestro no podía ser, no era normal, si le hacia caso a mi corazón, sabia que alguien iba a salir lastimado como por ejemplo mi madre o su padre; así que mejor escuchaba a mi cabeza. No estar juntos era lo moralmente correcto. Cuando salió de mi habitación, cerré la puerta y me senté en el sillón, a pensar. El mar era hermoso, en especial cuando se ponía el sol. No podía pensar en nada más que en su tierno beso. Me habría encantado poderle haber correspondido como había querido, pero no, no podía. Yo sabia que lo amaba, pero es que simplemente no. Me recosté, pero aun seguía pensando en esos ojos grises que me miraban fijamente antes de que sus labios se encontraran con los míos, hasta que después de algunos minutos me quede dormida.

lunes, 2 de noviembre de 2009

CapituulO 1 de mi nOveela(:

mee encanthaa escriibiir i pOr esO estOii escriibiiendO una nOveela(: aqii les staree dejandO capiituulO pOr capiitulO semalmenthee.. psserO qe les guusthee:D


CAPITULO 1


Mi nombre es Emma y soy una chica de Salt Lake city. Ahí nací, pero mi madre decidió que nos mudáramos a Orange Country, California; tras la muerte de mi padre. Mi padre, el sr. James Franco, fue un ejemplo para cualquier persona; siempre estaba trabajando o haciendo hasta lo imposible por su familia, era una persona llena de alegría, que se divertía cada vez que podía y lo mas importante, le gustaba pasar tiempo con su única hija, yo, pero ahora no esta; falleció. Mi madre, Rose Dawson, en cambio, es una persona que con el paso del tiempo se volvió una persona amargada, llena de rencor y casi no habla conmigo, pasa casi todo el día en su oficina trabajando y por esa razón yo estaba siempre sola en mi casa de Salt Lake, pero espero que ya cuando nos instalemos en Orange Country, sea todo diferente, al menos yo empezare de 0. Solo falta una semana para irnos de esta ciudad y pasar a esa ciudad. Siento algo de nervios pero nada que no pueda soportar.




Eran las 9 de la mañana y mamá hacia demasiado ruido en la cocina, quizá estaba preparando algo para comer durante el viaje. Si, hoy es el gran día, hoy empieza nuestra “nueva” vida. Me levante con pocos ánimos, me metí al baño y tome una ducha rápida. Salí del baño y me puse los jeans mas gastados que tenia y una blusa que hiciera juego con mis tenis. Baje las escaleras y en la cocina se encontraba mi madre con Spencer Shay, su novio y el hijo de Spencer, William. A mi no me agradaba Spencer pero yo no podía hacer nada para cambiar la vida de mi madre, ella ya era lo suficientemente grande para saber lo que quería. Spencer fue el que le metió esa tonta idea de mudarnos a Orange Country, puesto que el vivía alla. William, era un nefasto, aunque no voy a negar que era un tanto atractivo, pero aun así era un chico que no se podía tener cerca, era engreído, orgulloso, presumido, te hacia muchas muecas, era un poco grosero; pero en realidad era un tipo que no podía ver ni en pintura. Lo que hacia atractivo a William era su aspecto físico; su rostro era tan fino, tenia ojos color grises que dependiendo del atuendo que usaba, cambiaban de color, tenia el cabello un poco largo y lacio, como ahora lo usan muchos chicos, labios que te invitaban a darle un beso... pero yo no podía sentir nada por ese chico, pues era un engreído... y era mi hermanastro.




Spencer tomo las maletas y las subió al auto; mientras mi mamá estaba en el segundo piso, yo me había quedado con ese chico... prohibido.

-¿Entusiasmada?- me pregunto
Con el solo hecho de escuchar su voz, sentía algo dentro de mi, como estremeciéndose. Su voz era firme y varonil, calida y un tanto hermosa.
-Si... supongo que si- conteste muy fría.
-Ya veras que en cuanto lleguemos, te vas a enamorar de la ciudad- dijo mientras giraba alrededor de mí. No podía evitarlo, me volvía loca, no era lo correcto.
-Lo que sea- dije mientras me daba la vuelta
Mientras yo subía las escaleras, él se había quedado abajo con una sonrisa en el rostro. Grite y mamá salio de su cuarto para ver que me pasaba.

-No es nada, déjame tranquila- conteste
Entre a mi cuarto y me dirigí a la ventana, me senté en un pequeño sillón que tenia cerca de ésta. Quizás se estén preguntando porque había muebles en la casa aun, pues porque mamá le había dejado la casa a la tía Ann, con todo y muebles, que al cabo a donde íbamos, teníamos todo. Desde la ventana, mire a aquel chico que por años había sido mi vecino, Pingleton. No se si ese es su verdadero nombre, pero todos en la ciudad le llamaban de ese modo. Mis amigas decían que el estaba enamorado de mi, pero yo con mi carácter, al pasar de los años, lo fui alejando de mí. Gracias a él, ahora me gusta mucho el baseball, puesto que era el deporte favorito de él. Mientras yo lo miraba caminar por la ventana, William me veía con una sonrisa que me fascinaba desde el auto. De repente, Pingleton volteo hacia mi ventana así que aproveche ese momento para despedirme de él y distraerme un poco de Will. Pingleton sacudió la mano para decir adiós y cuando yo la iba a sacudir para hacer lo mismo sentí como alguien entraba por la puerta a mi recamara. Voltee enseguida y observe que era William.

-¿Qué quieres?- le pregunte
-Ya es hora de irnos- me dijo con tono molesto
-¿Qué te pasa?- pregunte de nuevo
-Que es lo que te pasa a ti; saludando por tu ventana a cual fulano pase por la calle-dijo casi gritando
-Aaah… es eso- dije y después me di la vuelta,-¿Estas celoso, hermanito?-
-No, claro que no; pero no es apropiado para una jovencita que salude a extraños- dijo tratando de defender su argumento
-Si, claro- dije y después salí por la puerta

Baje las escaleras y efectivamente, ahí se encontraban mi madre y Spencer.

-¿Lista para el viaje?- pregunto Spencer
-Si, eso creo- conteste sin mirarlo
-Entonces, creo que ya es hora de abordar el auto- dijo William bajando las escaleras

Después del comentario de William, salimos de la casa y abordamos el auto. Mi mamá, iba en el asiento del copiloto con Spencer y yo, iba en el asiento de atrás con aquel chico, que hacia que me volviera loca. Después de 15 minutos de haber salido de casa, me aburrí y saque mi reproductor que tenia en mi bolso de mano, me puse los audífonos y pulse el botón de play. Empecé a escuchar canciones un poco rápidas y después canciones lentas. Después de un rato, caí en un profundo sueño.




Tenía mucho calor así que abrí mis ojos mientras me secaba las gotas de sudor que corrían por mi frente. Cuando reaccione, observe que ya estábamos en Orange Country, California. Voltee hacia el lado de mi hermano y el se encontraba durmiendo. Se veía tan pacifico, con sus ojos cerrados, su cara se veía tan tierna, tan… lindo. Lo empuje levemente y el se movió de una manera bastante graciosa que empecé a reír.

-¿De que te ríes?- dijo tallándose los ojos.

-No, de nada- conteste y me di la vuelta.
Spencer condujo por grandes calles, giraba a la derecha y después a la izquierda, cuando por fin se estaciono frente a una casa de gran tamaño, con un jardín inmenso. Bajamos y yo me quede ahí parada, solo viendo la casa.

-¿Te gusta?- me pregunto William al oído
-Me da lo mismo- conteste y ayude a mi madre con las maletas

Tome mis 2 maletas y mi bolso de mano, mientras que Spencer, tomaba las demás maletas con ayuda de William. Spencer nos guió hasta la puerta de la abrió. La casa era enorme y hermosa por fuera y por supuesto que por dentro. Spencer camino por un pasillo y le dijo a William que me condujera a mi nuevo cuarto.


-Por aquí- me indico mientras señalaba las escaleras en forma de espiral


Al estar en la planta alta, me llevo por un pasillo bastante largo, después giro a la derecha; en esa parte del pasillo solo había una puerta, así que supuse que era la mía.

-Pasa- dijo mientras me cedía el paso, como todo un caballero; a lo cual yo solo asentí con la cabeza,-¿Te gusta?- me pregunto y se sentó en el sillón
-Si, es hermoso- dije paralizada por aquella habitación color blanco con detalles rosa mexicano

La habitación parecía un pequeño departamento. Tenia una pequeña área que simulaba una sala donde se encontraba una ventana lo bastante grande que podía ver el océano desde ahí; después de la sala estaba el área de la cama y al fondo estaba la puerta del baño, éste ultimo tenia tina y regadera, y un closet con vestidor propio. Me sentía como si estuviera en un hotel de 5 estrellas.


-Ojala cumpla con tus expectativas- dijo sonriéndome
-Me encanta, esto es mejor de lo que alguna vez imagine-dije mientras que él se ponía de pie


William se acerco a mí y me tomo por la cintura, acto que hizo que empezara a temblar y sonrojarme. Me dio la vuelta mientras que su brazo seguía en mi cintura y conforme el giraba, me acariciaba. Cuando reaccione, tome su brazo y me lo quité de encima.


-Déjame en paz- dije casi gritando


Él solo se quedo ahí parado, mirándome con una sonrisa en el rostro. Cuando me miraba y me sonreía, sentía que la piel se me erizaba y algo dentro de mí se estremecía.

-Sal de mi habitación- le dije a lo cual él rió un poco, segundos después, se acerco a mí y tomo un mechón de mi cabello y momentos después me susurro al oído:

-No te desharás de mí fácilmente-

Me di la vuelta y entre al baño. No quería quedarme ahí sola en el cuarto con el fastidioso de William. Después de esperar algunos minutos; salí del baño para darme cuenta de que Bill, como así lo llamaban también, ya no estaba. Tome una de mis maletas y comencé a sacar mi ropa. Camine hacia mi ropero, y comencé a limpiarlo, puesto que estaba demasiado sucio. Empecé guardando mi ropa interior en los cajones más grandes, después continué con mis pijamas en los demás cajones. En los ganchos, colgué mis vestidos, faldas, pantalones y algunas blusas y chamarras. Mis playeras, las guarde en el ultimo cajón que quedaba. Cuando termine todo esto, baje a la sala de la casa para ver si de casualidad estaba mi madre, pero no tuve suerte, el único que estaba en la casa era, Will. Él se encontraba sentado en un sillón amarillo, casi mostaza; pero estaba muy centrado viendo la televisión que no se había dado cuenta de mi presencia. Me di la vuelta sigilosamente pero después de unos segundos escuche que me llamaba por mi nombre.

-¿Qué quieres?- conteste no muy contenta
-Huy, discúlpame…- dijo con tono sarcástico
-¿Dónde está mi mamá?- dije con cara de pocos amigos
-Se fue a dar un paseo con mi papá- me contesto mientras se ponía de pie


Al observar que se estaba poniendo de pie, di algunos pasos atrás, pues quería alejarme lo más posible de él y regresar a mi alcoba. Al estar William a solo unos cuantos pasos enfrente de mi, salí corriendo y subí a mi alcoba. Cuando estuve en el, cerré con seguro y me recosté en el sillón mas largo. “¿Que es lo que siento?” me pregunte. Cerré mis ojos y empecé a divagar. No podía estar enamorada de mi hermano, aunque pensándolo bien, no era mi hermano, solo era el hijo del enamorado de mi mamá. No era de mi sangre, mi madre no lo había engendrado… que importancia tenia si estuviéramos juntos; al fin y al cabo, yo podía sentir que el sentía lo mismo que yo. Desperté y mire el reloj, marcaba la 1:00 de la mañana. Baje a la cocina a buscar algo que comer, pues tenía hambre. Entre a ésta y camine hacia el refrigerador y me serví un poco de leche. Estaba algo fría, a mi me gustaba que la leche estuviera realmente fría, así que la deje después de unos cuantos sorbos. Me aburrí de estar ahí sola, así que subí de nuevo a mi habitación; cuando llegue, tome mi pijama y me la puse, minutos después me acosté en la cama para descansar; soñando por primera vez con William Shay.